martes, 24 de junio de 2008

CONTAMINACIÓN DE SANTIAGO Y FORESTACIÓN URBANA: UNA IDEA DE PROYECTO DE LEY

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Señor Director:
Es un hecho reconocido por todos que la región metropolitana de Santiago, conformada principalmente por las cuencas hidrográficas de los ríos Maipo y Mapocho y un clima mediterraneo semi-arido presenta en la actualidad niveles críticos de calidad del aire.

Esto, debido principalmente a los altos niveles de CO2, O3 y material particulado fruto de las emisiones producidas por la combustión de industrias, vehículos y calefacción domiciliaria y sobre todo por los altos niveles de polvo en suspensión (cerca del 70% de las partículas PM10 y PM2,5) producto de zonas descubiertas de vegetación al interior y periferia de nuestra ciudad.

El aumento explosivo de la actividad económica asociado a una expansión noroeste - suroeste del límite urbano ha tenido como consecuencia un aumento en el número y volumen de desplazamientos de vehículos y de materia, generando una mayor liberación de partículas a nuestra reducida atmósfera invernal. En Santiago, hoy se producen cerca de 47.000 toneladas de polvo al año.

La situación actual de calidad del aire, con impacto mayor en los meses de mayo a septiembre, presenta comprobados daños a la salud y calidad de vida de los habitantes de la región. Estos, se expresa principalmente en: a) un daño sistemático a la salud, de niños, adultos mayores y personas con problemas respiratorios y emocionales (depresión); b) un aumento sistemático de los costos de atención en los sistemas de salud y educación primaria del estado, (aumento del número de camas para enfermos, hospitalizaciones, medicamentos, consultas médicas no tradicionales y ausentismo escolar); c) un daño al equipamiento tecnológico público y privado por disminución de la vida útil de sistemas electrónicos e informáticos y d) un daño a la calidad de vida de los seres humanos por un empeoramiento del entorno global de la ciudad a diferentes escalas de percepción (vivimos en una ciudad sucia y polvorienta difícil de vivir).

La gravedad de este hecho radica en que en la región metropolitana se concentra cerca del 40% de la población del país. Es decir, casi uno de dos habitantes está siendo expuesto a esta situación de malas condiciones de calidad de vida y desarrollo.

También es reconocido que la solución a este problema es compleja y debe abordarse desde diferentes aristas, donde se debe considerar principalmente la disminución de las emisiones por medio del uso de fuentes generadoras de energías limpias y eficientes y la erradicación de fuentes generadoras de polvo, principalmente los suelos descubiertos de vegetación por medio de filtros naturales.

El primero de estos aspectos, que apunta principalmente a la producción de CO2, O3 y material particulado fino, ha sido desarrollado con resultados deficientes por los ya conocidos problemas de disponibilidad de fuentes de energía adecuadas como es el gas natural. El segundo aspecto, relacionado con favorecer el desarrollo de masas vegetales que actúen como filtros naturales de retención de polvo no se ha desarrollado de forma sistemática y masiva.

Frente a estos hechos, es posible crear una medida para el plan de descontaminación de la región metropolitana que permitan cumplir en un período de 5 a 10 años los aspectos relacionados con la erradicación de fuentes de polvo y la falta de filtros naturales.

Esta medida consistiría en un “Plan de Subsidio Estatal a la Forestación Urbana” que tome la experiencia de los subsidios a la forestación y recuperación de suelos degradados contenidos en el DFL 701 de 1976 y posterior modificación en 1996. Esta iniciativa legal ayudó a generar las grandes masas productivas de plantaciones que hoy existen en el país.

Esta medida tendría por objetivo generar masas vegetales basadas en combinaciones de pastos, plantas pequeñas, arbustos y árboles nativos que cumplan la función de captura de polvo y material particulado generado por los desplazamientos vehiculares y de materiales al interior de la ciudad. En una primera etapa se fomentaría la forestación al interior de la ciudad para favorecer directamente a las personas y en una segunda etapa la forestación estaría orientada a la periferia, lo cual resulta logísticamente más complejo debido la indefinición del uso actual de los suelos.

Como beneficio anexo a la disminución de la contaminación atmosférica esta medida permitiría mejorar el entorno urbano y por ende la calidad de vida de los habitantes de la ciudad durante todo el año.

Este subsidio podría ser utilizado por municipalidades y juntas de vecinos comprometidas con su entorno y que se encuentren en sectores críticos en relación a la contaminación (por ejemplo Pudahuel y Cerro Návia que el día 01 de junio alcanzaron niveles de ICAP cercanos a 450).

Este subsidio podría ser aplicado vía ONG’s o empresas que muestren experiencia en relación a la forestación urbana generando una nueva actividad económica en relación a la propagación de diferentes tipos de plantas e insumos asociados. Por otra parte, podría ser administrado por la Corporación Nacional Forestal dada su experiencia de 20 años en el desarrollo del DFL 701. Por otra parte, esta iniciativa podría ser extendida a otros sectores del país que presenten problemas de contaminación atmosférica insipientes, tales como las ciudades de Temuco, Concepción, Talca, Calama, entre otros.

Finalmente, los avances tecnológicos logrados por nuestras universidades en relación a la propagación de especies arbóreas, mejoramiento genético, sistemas de riego eficientes en agricultura y disponibilidad de sistemas de información geográfica, junto a la disponibilidad de fondos de innovación tecnológica de interés públicos (INNOVA), permiten pensar en la generación de un instrumento ambiental de alta eficiencia y alto impacto social en su aplicación.

Marcelo Miranda Salas
Ingeniero Forestal, Ph.D.
Departamento de Ciencias Forestales
Pontificia Universidad Católica de Chile

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón. Es que ya no se puede respirar en Santiago. Hagamos fuerza entre todos para que nos escuchen.